domingo, 16 de febrero de 2020

Jimó - Parte 2.3


Capítulo 3

Unos momentos más tarde…
- Otra vez Franki salió corriendo… Tendríamos que soltarlo algún día, dejar de buscarlo y que se pierda…
- Es solo un niño Ido… Pero creo que entiendo sus razones…
- No creerás que esos niños son… 10 años… El coliseo… Tanto movimiento de gente… Dazu nos comentó… Pero esto no puede ser posible… -Comenzaba a dudar
- Son demasiadas coincidencias juntas… Y si es así, entonces ¿cómo?
- Me pregunto lo mismo…
- Bueno por el momento busquemos a Franki, o al parecer a Dazu… Salió corriendo detrás de él…
- ¿Me pareció a mí o el Dazu que conocemos tiene el pelo más…?
- ¿Grisáceo?
- Sí…
- Pensé que era solo mi imaginación…
 Mientras tanto, en otra parte de la ciudad Franki corría en dirección a la piedra que había conocido un par de años atrás, cuando de repente se llevó por delante a un hombre joven de edad, el cual terminó en el suelo.
- Niño ¡Fíjate por donde vas!
- ¡Lo siento!
- Cálmate Víctor, tú también venías distraído –le regañó su mujer, quien tenía un bebé entre brazos- Disculpa a mi marido… ¿Cómo te llamas?
- Frank… -Franki se sorprendió al levantarse y ver el rostro de la bella dama que tenía en frente- Mamá… Papá… -pensó para sus adentros, luego observó al niño que llevaba entre brazos.
- ¡No corras niño! ¡Espérame! –el pequeño Dazu había alcanzado a Franki gracias al inconveniente.
 Franki se levantó, y echó a correr nuevamente.
- Frank… -Dijo la mujer mientras su marido se levantaba- ¿No te parece un lindo nombre para nuestro hijo?
- No me parece mal… -le contestó quejumbroso.

Unas cuadras más adelante…
- Esto no puede ser –pensaba Franki mientras corría- Todo esto es un sueño, más que un sueño ¡Una pesadilla! ¡Tengo que despertar!
- ¡Espérame niño!
- ¿Eh…? –el niño miró hacia atrás y se percató de que lo seguían.
- Eres rápido –dijo tratando de recobrar el aliento.
- ¿En verdad eres Dazu?
- ¿Y quién más se supone que tendría que ser?
- ¡Golpéame! ¡Pellízcame!
- ¿Qué? ¿Estás loco?
- Tal vez ¡Solo hazlo!
- Bueno, pero más vale que no me la devuelvas.
- ¡Auch!
- Tú lo pediste
- Aun así, no despierto –murmuró el niño.
- Estás lúcido, ¿cómo quieres abrir los ojos si ya los tienes abiertos? Jajajajaja
- ¡Dazu! Por fin te encontramos, ¡Sarim, está por aquí! –gritó la niña llamando a su amigo.
- Este niño es demasiado raro, encima ¡ya es mago! Todos los que conozco son grandes.
- Tengo 12… ¿Ustedes cuantos años tienen? –preguntó como si pensara en algo más.
- Sarím es el mayor… No sabemos exactamente, pero creo que tenemos la misma edad.
- ¿Cómo es que no saben?
- Vivimos juntos desde que tengo memoria.
- ¿No tienen familia?
- ¿Familia…? Nosotros somos nuestra familia –contestó con una sonrisa en el rostro- Vivimos en la calle con Sarim desde pequeños, a Arud la encontramos en una cesta hace mucho tiempo… No la íbamos a dejar sola…
- Uhh…
- ¡Pero somos felices! ¿No es así Arud?
- ¡Claro que sí!
- ¡Chicos! –gritó Sarím- por fin los encontramos… Dazu, sabes que corres más rápido que nosotros, no te aproveches de eso… Por cierto, me estaban siguiendo esos dos denuevo… Por suerte los…
- ¿Nos perdiste?
- Sí, los perdí… Oh… -Marrow e Ido se encontraban detrás de ellos.
- Franki, no corras de esa manera. Si entendimos igual que tú, no tiene sentido correr… Ya no…
- Marrow, mis padres ¿vivían en Damoa?
- ¿A qué te refieres? Claro que vivían allí.
- ¿Desde cuándo?
- Bueno, tu tenías 3 años cuando llegaron, pero nunca sentí curiosidad por preguntarles de donde eran… Yo era muy joven aún…
- Los acabo de cruzar… Yo estaba en sus brazos… En los de mi madre… -la amargura y melancolía nunca había estado tan presente en la cara de Franki.
- Ohh…
 Los niños no entendieron nada, pero al ver la situación no dijeron una palabra más.
 El grupo caminaba junto por las bulliciosas calles de la concurrida y renovada Piedra del Alma, los vendedores trataban de llamar la atención de los niños que ahora los acompañaban y de un Franki totalmente salido de lugar, descolocado en sus propios pensamientos. No era el único. Marrow e Ido no sabían qué pensar. Nadie entendía lo sucedido. El cansancio que llevaban por el camino recorrido se hacía presente, y para los magos en especial, luego de despertar tirados en el medio del desierto.
- El monolito –pensó estrepitosamente Ido dando un sobresalto.
 Los niños los siguieron sin entender que estaba ocurriendo realmente en ese momento, y a los tres no les parecía importar que ellos los siguieran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Cuentame que te pareció!