El
cielo estaba completamente despejado, la arena azotaba sus rostros. Kilómetros
y kilómetros de desierto a la redonda demostraban lo insignificante que eran.
Marrow despertó y vio a sus compañeros a pocos metros de donde se encontraba,
en el mismo estado en el que había estado él hace unos pocos minutos,
desparramado en el suelo y levemente cubierto de arena.
Caminó unos metros en busca de civilización,
un oasis, algo que sea útil en forma de referencia, para al menos saber dónde
se encontraban. El sol se encontraba en su punto más alto, y en cualquier
dirección que miraba, la escena se repetía hacia todos lados.
Volvió hacia sus compañeros, los cuales
seguían en el suelo. El niño comenzó a moverse lentamente, no así el pelirrojo.
-Franki,
trata de despertar a Ido.
-Ehh…
¿Qué sucedió? – respondió somnoliento.
-No
lo sé, desperté hace no mucho y no parecía que ustedes lo harían.
-Mmm…
Parece que no hay caso
Un leve viento golpeó la espalda del guerrero
llamando su atención Una cortina de arena de gran tamaño se alzaba detrás de
ellos y avanzaba a toda velocidad.
-Mierda…
Franki, no tenemos con que cubrirnos, ¿Ido no despierta?
-No…
-Hmp…
Bueno será la única vez que te pida esto… Espero… - Aclaró con mal gusto – ¿Te
queda energía como para hacernos levitar? Yo lo cargaré y tu elévate…
Disfrutándolo, pero cansado, el niño hizo lo
que su compañero le pidió. Era de notar la falta de energía que tenía, dado que
a cada metro que los elevó, la velocidad con que lo hizo fue menor, pero lo
suficiente como para superar la tormenta a la que se enfrentaban.
-Solo
aguanta un momento más, solo hasta que pase, Franki.
-
¡Eso intento!
-
¿Qué está sucedien… ¿¡Qué!? ¡No me asusten de esta forma!
-
Veo que despertaste, dale una mano a Franki, que al parecer está casi en su
límite.
-
Está bien, pero ¿qué está pasando?
-
Despertamos en el desierto y teníamos encima una tormenta de arena, ni desde
aquí arriba hay señales de vida… Salvo ese oasis – dijo luego de ver a lo lejos
tras su espalda.
-
Mmm… Si queda algo de él luego de la tormenta iremos.
Al bajar, los roles habían cambiado, el que
los bajaba era Ido, ya que Franki por sobre exigirse se había desmayado.
El oasis se había mantenido lo suficientemente
en pie y contenía una buena cantidad de palmeras como para descansar bajo la
sombra por un buen rato. Los víveres que traían consigo se mantuvieron
intactos, la cantidad era la misma que cuando habían salido de Horno Dorado,
por lo que no hacía falta cargar más suministros de los que tenían.
-
¿Estás bien Ido?
-
Tengo un poco de cansancio físico, pero es raro, es como si no pudiese usar
toda mi capacidad mágica por el momento, es como el desgaste que tenemos al
momento de hacer levitar algo, pero como ves, no estoy haciendo nada…
-
Claro… Parece que a Franki le está pasando algo parecido, pero no parece
resistirlo. Le pedí que me hiciera levitar solo por el hecho de que no había
otra opción, pero fue demasiado… Lo cargaré por el momento si no despierta.
-
Está bien, pero descansemos un poco, esperemos al menos a que baje el sol un
momento.
-
Si.
-
¿Alguna idea de a dónde ir?
-
Caminar al oeste, al igual que antes, hacia Piedra del Alma…
Pasado un rato, con el sol como referencia,
comenzaron a caminar por el desierto, Ido caminando, al igual que Marrow quien
llevaba a Franki en su espalda.
Extrañamente el aire en el desierto se sentía
un tanto diferente a lo que era antes, no era tan seco, lo que los hacía
cansarse más rápido a pesar de encontrar árboles más seguido.
Fue luego de dos días, eternos, pero dos días
en fin, cuando encontraron para sorpresa de todos, una ciudad.
-
¿No se supone que no habría ciudades de por medio?
-
Lo sé, esto es un poco extraño – le respondió Marrow Ha ido.
-
Chicos, ¿no notan un poco familiar este lugar? ¿o soy yo?
-
Tienes razón Franki, se parece a Horno Dorado, las casas tienen el mismo
estilo, pero no creo que hallamos caminado en círculos… ¿Tu qué opinas Ido?
El pelirrojo observaba anonadado su entorno.
-
No estuvimos mucho tiempo en Horno Dorado, pero coincido contigo… Disculpen –
interrumpió a dos hombres mayores que pasaron a su lado - ¿Cómo se llama esta
ciudad… Hay no, otra vez no…
El
niño salió corriendo, algo había llamado su atención y no parecía detenerse.
Luego de hacer zigzag por unas cuadras llenas de trabajadores y mercaderes que
pasaban por ahí, lo encontraron detenido, en el medio del camino que dejaba a
un lado un cruce de caminos.
-
¡Deja de hacer eso! –lo regañó Ido.
-
Miren ahí, es por donde pasamos hace unos días… Esto es Horno Dorado…
-
De todas formas, no hacía falta que corrieras, Ido le estaba por preguntar a
unas personas.
-
Y no les hubieran creído.
-
…
-
No le hagas caso Marrow. En fin, estamos perdiendo el tiempo aquí, tenemos que
llegar a Piedra del Alma lo antes posible.
-
Tienes razón… Ya son dos días más, y siendo sincero, no tengo idea de cuánto
tiempo habremos estado inconscientes…
-
Está bien, compraré algún diario o preguntaré por la fecha de hoy y saldremos
cuanto antes hacia el oeste… otra vez –dijo resignado.
-
No te preocupes, haremos lo siguiente, ustedes vallan a la misma salida que
hace unos días, yo compraré el diario y los veré allí. Así al menos van a tener
algo para leer en el viaje, sé que no quieres hacerlo –dijo mirando a Ido- pero
te vendrá bien.
-
Uhh… Solo iba a preguntar la fecha… Está bien, nos vemos allí, no tardes.
-
Jajaja
Los magos llegaron al lugar, pero les llamaba
la atención lo cambiado que estaba la localidad, había sufrido una especie de
renovación y los pocos árboles que habían eran más pequeños de lo que
recordaban.
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