Jimó - Capítulo 9

Capítulo 9

-Nunca he salido de la aldea…
-No te preocupes Franki, no hay qué temer ¿Qué hay de ustedes? – preguntó el mago a Marrow
-El año pasado, sobre esta misma época nos azotaba la sequía. Fuimos hacia el río entre 8 personas contándonos a Ido y a mi… Esa fue la última vez, y por suerte no tuvimos inconvenientes.
-Veo… Por cierto… ¿Cómo soportas esa armadura? ¿No pesa mucho?
-Por esa misma razón la llevo, es un entrenamiento extra.
-Está bien… ¿Consejo de Sarím no? No me extrañaría.
-Hablando de entrenamiento extra- interrumpió Ido- ¿Piensas que podemos hacer algo mientras Dazu?
-Mmm… Me temía esa pregunta… El movimiento de masas que practicaron lo hicieron quietos… Traten de hacerlo en este momento.
-Pero no me puedo concentrar en eso tan fácil –regañó el pequeño.
-Ahí está el truco.
-Oh… Está bien, lo intentaré –dijo Ido
 El anciano los observaba. A pesar de ser viejo no se quedaba atrás en los pasos, pero tampoco llevaba cosas encima. Marrow y Sarím cargaban con todo el peso, como si de una competencia se tratara. Dazu demostrando sus habilidades al caminar, levantaba rocas del tamaño de su MEDE en el nivel más bajo, pero también pequeños granos de arena para no desalentar a sus aprendices mientras ellos también lo intentaban.
 No tardó en llegar la noche, los magos dormían plácidamente, agotados por el esfuerzo del día. Los guerreros competían haciendo pulseadas a la luz de los troncos que se quemaban delante suyo, mientras el anciano los miraba. Al parecer no dormía, solo veía el fuego hipnotizado, como si recordaría anécdotas de antaño.
 Un paisaje casi desierto se pintaba alrededor de ellos, plantas que, con poca esperanza, secas por el sol, aparecían cada tanto a medida que avanzaban. Parecía que tampoco había llovido allí por mucho tiempo, no había animales, con suerte salamandras pequeñas escondidas debajo de algunas rocas.
 La noche cayó nuevamente y esta vez, los guerreros se desplomaron sobre el suelo primero. Marrow no alcanzó a quitarse la armadura, el cansancio le ganó luego de haber juntado un par de ramas para prender el fuego. El anciano, pareciendo meditar, cerró los ojos por primera vez en el viaje luego de que los demás se durmieran.
 El sol estaba afuera antes de que se despertaran cuando un ruido se escuchó. Los guerreros despertaron a todos lo más rápido posible, las pisadas de algo grande yacían retumbando sobre el lugar. El grupo había levantado campamento detrás de una gran piedra para que el viento no los molestara ni se apagara el fuego.
-Debe venir de aquella dirección, pero no vemos por la piedra, iré a echar un vistazo- en lo que Sarím salió corriendo seguido de su aprendiz.
-Ya pensaba yo que este viaje estaba siendo demasiado tranquilo…- Murmuró el anciano.
 El grito de los guerreros se hizo presente.
- ¡Dazu! ¡Ven pronto, necesitaremos tu ayuda! ¡Franki, trae tu MEDE!
-Menos mal te dije que lo trajeras…
-Ajám…
 Un golem de roca rondaba el lugar, al parecer perdido, como queriendo buscar algo.
-Parece que es una invocación…
- ¿Estás seguro Dazu? Ese gran tamaño…- dijo Sarím al ver 4 metros vivientes de pura piedra.
- ¡Franki, a nivel 7 ya!
- ¡Entendido Dazu!
 El MEDE del niño creció hasta tener la altura del golem y lo sostuvo.
-No podemos dejar algo así en este lugar, puede irse a cualquier lado y hacer estragos, Sarím, alcánzame el pergamino de la jaula de acero.
- ¡Pero esa jaula no va a alcanzar para ese tamaño!
-Tengo otra idea
- ¿Vas a achicarlo?
-Necesitaría mucha magia para hacerlo… Tengo que agrandar la jaula y anularlo
-Técnicas de anulación… Menudo mago…- Murmuró el viejo.
¡Todos tenemos nuestro pasado, hasta usted, así que cállese por un momento! - le recriminó el mago y calló.
 Dazu leyó unas palabras del pergamino y apareció una jaula flotando, y luego de hacer unos movimientos con sus manos la agrandó hasta tener el tamaño ideal.
- ¡Franki, que lo sostenga fuerte así no se escapa!
 Después de unos forcejeos, el MEDE aseguró al golem que quedó inmovilizado por completo. Los tres magos levantaron la jaula y encerraron al montón de rocas junto al MEDE, luego Dazu, al mover nuevamente las manos hasta aplaudir, dejó de rodillas al golem y al muñeco en su tamaño de bolsillo. Franki lo atrajo hacia él y lo guardó.
- ¿Qué haría algo así en este lugar…? Y solo…
-No lo sé Dazu, pero ni siquiera un anulador va a poder moverlo, siquiera sacarlo de ahí. Vallamos primero a la ciudad y a la vuelta pensaremos que hacer con él con más tiempo…- opinó Sarím.
 Franki observaba el golem cerca de la jaula, maravillado por la idea de que un mago podía invocar algo así.
-Dazu… ¿Podrías enseñarme a invocar algo así algún día…?
-Lo siento Franki, algo así no es tan fácil de hacer… Me olvidé también de explicarles esas cosas… Bien, hay diferentes clases de magos, yo por ejemplo comencé como ustedes con hechizos de pergaminos, pero por esa razón los guardo, no los sé todos porque los olvido, esa es la base de todo mago de todas formas. Yo me especializo en anular en cualquier tipo de forma, digamos que soy un anulador venido a menos con leves conocimientos del resto. Los invocadores son otro tipo de magos, hacen pactos con todo tipo de especies a cambio de un poco de su poder. Luego están los especiales, que crean criaturas en base a su poder, algo así como los MEDEs, pero mejores. También están los encantadores, y por último, los sanadores, sus palabras lo dicen… Bueno en realidad esos son los que conocí…
-Entiendo… Si uno quiere puede especializarse en pergaminos u optar por otro camino ¿no?
-Así es Ido… Pero no me apresuré a decírselos por algo.
-Además los pergaminos contienen hechizos sobre todos los tipos…
-Exacto Franki, pero un Maestro Pergamil nunca va a saber más que un especializado en su rama, es por eso que no puedo contrarrestar al golem y solo lo anulé. Aun me falta mucho camino por recorrer, un mago nunca termina de aprender…
-No te quiero interrumpir, pero parece que Sarím no nos va a esperar más…
-Está bien Ido, vamos pequeño.

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