Capítulo 18
Alejándose lentamente por el cielo, al niño le
caían lágrimas de los ojos, pero sin largar llanto alguno. Trataba de ser
fuerte en una condición que los otros dos también comprendían. Haber abandonado
a sus maestros, a pesar de éstos estar confiados no generaba otra cosa que
tristeza en ellos.
- ¿Volveremos
a la aldea...?
-No lo creo,
debemos quedarnos cerca, ¿no confían en sus maestros? -alegó el pelirrojo
-Además, si Dazu tenía escondida a semejante bestia, seguro tienen algún as
bajo la manga.
- ¡Es verdad!
-se alegró Franki.
- Está
decidido entonces...
Tras decir estas palabras el guerrero, comenzó
a sentirse adormecido, la vista se le nublaba y poco a poco perdió el
conocimiento. Puesto que iba sobre la misma piedra que llevaba a Ido, no tardó
en perder el equilibrio y caer de ella, lo que hizo reaccionar a ambos magos. Marrow
caía desde gran altura, pero lograron atraparlo antes de que tocara el suelo,
en lo que decidieron descansar. Descendieron finalmente esperando a unas
cuantas cuadras del lugar donde sucedía la pelea.
-Cuánto pesa
-se quejó Ido.
- ¿Pero que le
sucedió?
-No tengo
idea...
En lo que también, tras decir esto, se
desmayó. La desesperación del niño se hizo presente, sacudiendo a sus
compañeros tratando de despertarlos, pero fue en vano, y, en menos de lo que
pudo pensar, su vista comenzó a nublar.
Sacudió su
cabeza en plan de no dormirse, lo que al parecer funcionó, e intentó por
segunda vez despertar a Ido y Marrow.
- ¿Qué
sucedió? -preguntó somnoliento Marrow.
-Ayúdame a
despertar a Ido. Parece que alguien nos quiso dormir... Tal vez fue un
encantamiento o hipnosis, como lo que hizo Dazu a los anuladores y sus animales
hace un tiempo.
-Entiendo...
Mmm... No hay caso, lo cargaré y nos acercaremos hacia ellos para ver -dijo
señalando.
-Mmm...
- ¿Qué pasa
Franki?
-Creo que es
peligroso... Si nos dormimos...
-Claro...
Estaríamos expuestos... Pero ¿Y qué hay de ellos...?
- ¿¡Qué
tenemos por aquí!? -dijo un anti mago montado en uno de sus característicos
animales.
El asombro se hizo presente en ambos, dado
que, al buscar la espada, Marrow, notó que ya no la tenía consigo. Durante la
caída, debía de haberla perdido, cayendo en un lugar completamente distinto al
que se encontraban.
-Tsk...
- ¡Lamento
interrumpirlos! ¿Que buscas con tanta desesperación?
El anti mago
ya había notado la situación, tiró una red sobre el niño evitando al mismo
tiempo a su acompañante, quien intentando detenerlo, se había arrojado sobre
él, finalizando con un golpe sobre su cabeza.
- ¡NOOOO!
-gritó Franki alterado, despertando de un profundo sueño.
-Veo que
despertó. - murmuró Ido - ¿Una pesadilla?
El niño
observó su alrededor atónito, estaba amaneciendo en el oasis en el que se
encontraban. Un vasto desierto rodeaba el lugar, poca vegetación y augurios de
soledad se hacían presentes.
- ¿Qué fue lo
que sucedió?
-No lo sé
Franki, según Ido, puede que fuera hipnosis, pero no cree que algo tan fuerte
lo haya hecho Dazu.
-Pienso lo
mismo...
- ¿Eh...? ¿A
qué te refieres?
-Dazu es
fuerte, parece que sabe sobre todos los tipos de magia, es más, cierta ves nos
comentó sobre ellas. Y justamente por eso es que nunca se especializó en una en
específico...
-Suena a algo
un poco complicado...
-Es menos
difícil de lo que piensas Marrow -se interpuso Ido- pero no pensé que llegaría
a tener un az bajo la manga como esa invocación.
-Y crees que
ese es su límite...
El silencio se hizo presente, al igual que la
angustia. Comenzaron a caminar.
La temperatura comenzaba a elevarse a un ritmo
acelerado, una a la cual el grupo no estaba tan acostumbrado. Los páramos
arenosos parecían no tener fin, dunas aparecían detrás de otras de manera
interminable. Caminaban siempre perpendicular a la trayectoria que describía el
sol, forma que había sugerido el guerrero para no extraviarse o caminar en círculos
dado a la monotonía del lugar.
El sol había pasado ya por su etapa más
elevada, cuando encontraron lo más cercano a lo que se puede llamar
civilización, una posada rodeada de unas pocas palmeras, un aljibe del cual
raramente se podría obtener agua, un carro de mano, y un poco más alejado, pero
no desprovisto de palmeras, un puesto donde al parecer, en algún momento, un
hombre proporcionaba transporte. Pensaron que quizá el asoleamiento les había
jugado una mala pasada, a pesar de haber estados hidratados gracias al conjuro
de agua.
El estómago le sonaba al pequeño, aunque no
era el único que tenía hambre, por lo que decidieron entrar. Un gran letrero se
alzaba a la vista, "Taberna Encantada", el cual llamó la atención del
guerrero, y éste preguntó por él a sus acompañantes, quienes no supieron que
responder.
- No tengo
idea de que significa.
-Mmm...
-Larson,
parece que tienes visitas -dijo un hombre que estaba sentado en la barra del
local sin siquiera ver hacia atrás. Llevaba un tapado que le cubría el cuerpo y
un sombrero en forma de copa, su largo pelo le tapaba la mayor parte del
rostro, pero dejaba al descubierto un palo de madera con forma de sorbete que
al parecer salía de su boca.
Otro hombre, al parecer un poco más joven que
el anterior, apareció atravesando el dintel de la puerta que se encontraba
pasando la barra. Agachó la cabeza al pasar, no porque fuera alto, sino porque
el vano no superaba su estatura, y se dirigió a sus visitantes con un tono
amigable mientras repasaba una copa con un trapo.
- ¿En qué les
puedo ayudar? No los he visto antes por aquí.
- ¿Dónde es
exactamente aquí? -Ido tomó la iniciativa del grupo -Estamos perdidos, venimos
caminando por el desierto y no sabemos cómo volver a Piedra del Alma...
- ¿Piedra del
Alma? ¿Cuánto tiempo llevan caminando?
-Puede que
toda la noche, no lo sabemos con certeza...
-Una noche -se
burló el hombre de la galera, acomodó con la boca el palo que traía consigo
para que le entendieran mejor -Sino mal recuerdo la capital de Jimó está
pasando el desierto, estarán cuanto menos a una semana, Larson, lléname el
vaso.
-...
-De todas formas,
pueden descansar aquí -dijo el posadero mientras cumpliendo la exigencia de su
cliente - habrá sido un viaje cansador, no entiendo cómo es que perdieron la
noción del tiempo, pero tampoco me importa. Por ser la primera vez que los veo
por aquí les cobraré un arancel menor. Si les parece bien llamaré a alguien
para que les muestre las habitaciones.
-Está bien...
Gracias... -respondió Marrow.
-Ahh, por
cierto, bienvenidos a Gracia.
Una mujer los acompañó por un pasillo hasta
llegar a una escalera. Tras un par de puertas, les dejó unas llaves y se
retiró.
El lugar era amplio, aunque muy sencillo,
notaba objetos no muy caros, accesibles para cualquiera, pero no dejaban lugar
a suciedad, como si hubieran limpiado justo antes de que llegaran.
Estaba anocheciendo y se encontraban
encerrados en la habitación, todavía estaban pensando cómo habían llegado tan
lejos, dado que sus cuerpos no se encontraban fatigados, no presentaban signos
de deshidratación ni algún trastorno alimenticio.
-No entiendo,
tenemos todas nuestras pertenencias -dijo el pelirrojo mientras se tiraba en la
cama.
- ¿Existe
alguna forma de desaparecer de un lugar y aparecer en otro en un chasquido? -
preguntó Marrow quien seguía parado, mirando el suelo.
- ¿Estarán
bien?
-Son fuertes
Franki, no te preocupes...
-Me preocupa
otra cosa -respondió mientras se sentaba en una silla -Estuve pensando...
¿Habrá sido un encantamiento? Ya saben, Dazu usó uno hace tiempo...
- ¿Estás
hablando de uno lo suficientemente fuerte como para traernos hasta aquí?
- Si...
-Ido tiene
razón Franki, no creo que Dazu haya sido capaz de algo así... Y menos de usarlo
en nosotros.
-Esperen...
Tras usar un
hechizo, invocó una enorme caja, la cual contenía todo tipo de cosas útiles, y
entre ellas, comida.
-Miré en el
encantamiento mochila... Faltan raciones, y la cantidad corresponde a los días
que dijo ese hombre raro... En todo caso, quien haya sido, lo hizo para
sacarnos de ahí...
-Entiendo...
Entonces, volveremos -afirmó decidido Marrow.
-Tendremos que
reponer lo que falta, solo nos alcanzaría comida para la mitad del viaje...
-Por si no lo
recuerdan, estamos a la mitad del desierto, y no creo que nos vendan tanta
comida en este lugar.
-Respecto a
eso Ido, el dueño habló de que hay una ciudad bastante grande a un par de días
dirigiéndonos al sur, luego podríamos retomar camino hacia Piedra del Alma
sumándole algún día más al viaje...
-Me parece
bien -seguía serio -Franki, cambia esa cara de preocupación, me empiezas a
frustrar.
-Está bien...
-Mañana al amanecer partiremos entonces, será
mejor que descansen.
Todos yacían dormidos, la luz de la luna
entraba por una ventana, ayudada por la escasa opacidad de una tela que la
acompañaba. Animales e insectos de la región se hacían presentes con
característicos sonidos, las hojas de las palmeras meciéndose levemente
acompañado por el crujido de la madera. Ido se despertó a causa de una luz que
le molestaba en la plena oscuridad de la noche, siendo el niño culpable de
esta. Se encontraba leyendo el libro, o bien parecía tratar de descifrarlo,
dado que su compañero se entretuvo observándolo por un buen tiempo, mientras
que Franki deambulaba sobre la misma hoja, hasta notar su presencia.
- Vete a
dormir, mañana ninguno de nosotros te cargará.
- Hay algo que
me resulta familiar en estas hojas...
- ¿De qué
hablas?
- ¿Te acuerdas
de los diarios que leíamos?
- Si, pero
¿qué tiene que ver? - Siempre mostraban números, según Dazu correspondía al día
en que había sido escrito... Esto parece lo mismo, pero por alguna razón tiene
siempre algunas letras antes...
-Mmm... ¿Como
cuáles?
-Mira...
-RS, PA, DD,
DD, HD, DD... ¿Por qué lo repite tanto? Serán...
- ¿Lugares?
-Si...
- ¿Pero por
qué tendrían fechas?
-Eso es lo que
tampoco entiendo...
-Mmm... Será
mejor que descanses, mañana será un largo día, quizá mientras camines pienses
en algo.
-Bueno...
El niño amagó a irse a dormir y una vez su
amigo dormido volvió al libro.
Al amanecer el niño se encontraba sobre el
libro, al parecer se había dormido poco tiempo después de volver a él.
-Mmm... ¿sabes
algo de esto? -dijo Marrow observando al niño que dormía plácidamente mientras
dejaba caer un hilo de baba.
-Le advertí
que se fuera a dormir, parece que hizo caso omiso.
-Bueno, lo
cargaré un rato.
-Si no queda
otra opción... Iré a pagar, no te olvides nada, nos vemos abajo.
Minutos más tarde...
-Sigan ese
sendero, está un poco gastado y la arena lo cubrió en su mayoría, pero no lo
suficiente como para que alguien se pierda... Cada tanto verán algún paraje,
son pequeños, pero son para todo aquel que lo necesite.
-Muchas gracias,
por el clima parece que el viaje será agradable, veo que hay un par de nubes en
esa dirección.
-Estas lejos
de casa chico - interrumpió a Ido el viejo de la barra, quien apareció con un
paso tranquilo.
- ¿Hmmm?
-Las tormentas
del desierto suelen ser un poco mmm... como decirlo, ¿problemáticas? Sí, creo
que sería la palabra más indicada...
-Pero no se
preocupen, si llegan al primero para antes del mediodía, estarán más que
bien... Parece que tendrás peso extra jajaja - Dijo Larson dirigiéndose a Marrow.
-No me hago
problema por eso... Gracias.
Ambos caminaron un buen trayecto, hasta notar
que habían salido del campo de visión del segundo piso de "La Taberna
Encantada". El problema se le presentó a Ido, cuando quiso levantar arena,
dado que al ser un material diferente a las piedras que normalmente utilizaba
no podía hacerla levitar de la misma manera. Luego de darse cuenta, el mago
sonrió a causa de esta dificultad, tomándolo como un reto el cual en menos de
lo que quiso darse cuenta ya había superado.
-Ahora es
cuando se pone interesante jaja
- ¿A qué te
refieres...? Ahh... la lluvia...
-Mmm...
Pensativo y
concentrado, el colorado hacia lo posible para quitarse la lluvia de encima
mientras movía el colchón de arena en el que iba montado. Al mismo tiempo, el
guerrero cubría al niño que dormía sobre su espalda mientras iba a pie.
-Parece que lo
logré... ¿Sigue dormido?
-Sí, debió
estar un buen rato... No quería soltar ese libro esta mañana.
-Si seguimos a
este ritmo, llegaremos a Horno Dorado y él no se habrá mosqueado.
-Bueno no me
hago problema jajaja a mí me sirve.
Poco tiempo antes de llegar al primer paraje
comenzó a tronar, por lo que decidieron descansar un rato antes de seguir,
esperando que pasaran la mayoría de las nubes más grises. Era un tinglado de
madera sacada de las pocas palmeras que habrían rondado el lugar, cubierto con
hojas de las mismas, abierto de uno de los lados, pero proporcionaba sombra y
reparo del viento predominante del lugar cuando se necesitaba.
- ¿Dónde
estamos?
-Por fin
despiertas, pensamos que seguirías dormido hasta llegar a la ciudad.
-Es un pequeño
paraje Franki, seguro escuchaste la tormenta. Pararemos hasta que pase y
continuaremos, no falta mucho.
-Mmm… Bueno –
luego de un gran bostezo prosiguió – ¿Qué hora es?
-No es
mediodía aun, tuvimos que apurarnos, pero de todas formas llegamos temprano, el
camino está marcado por el sendero así que no hay como perderse.
- ¿Llegaremos
para el anochecer?
-Ahora que no
tendrá que cargarte, creo que podremos llegar mucho antes.
-Hmmm… - El
niño le devolvía una cara de enojo.
-Cálmense los…
-¿Qué te
parece una carrera? – Interrumpió desafiando al pelirrojo.
- ¿A quién
piensas que le puedes ganar?
-No me vendría
mal a mí tampoco… Y es cierto que llegaríamos temprano, podríamos encontrar
algún lugar para dormir más temprano.
Tras decir esto, Marrow se dio cuenta que lo
habían dejado atrás, Franki levitando, había salido a toda velocidad, mientras
que Ido lo seguía un par de metros atrás, sin poder alcanzarlo. El guerrero
echó a correr con todos los objetos que cargaba a una llamativa velocidad.
Al tiempo había alcanzado al pelirrojo, quien
había perdido de vista al niño hace poco tiempo, lo que llamó la atención de
ambos. Gracias a esto, no tardaron en llegar al siguiente paraje en el cual se
encontraba el niño solo, durmiendo en un rincón sobre el suelo.
-Otra vez
dormido…
- ¿Se habrá
cansado tan fácilmente?
-Lo dudo… Creo
que tiene que ver con lo que dijo Dazu una vez, de que no hiciera eso…
- ¿Qué cosa?
-Ya sabes… Eso
de levitar, Dazu no conocía a nadie que lo hiciese, o al menos eso nos contó.
-Bueno, lo
cargaré nuevamente… El sol ya está cayendo.
Llegaron sin contratiempos a la ciudad,
consiguiendo un lugar para dormir y comer. El niño no despertó hasta la mañana
siguiente, cosa que no extrañó a sus acompañantes.
- ¿Qué me
sucedió? Llegué a lugar y de repente se me nubló la vista al tocar el suelo…
- ¿Recuerdas
lo que te dijo Dazu?
- ¿Sobre qué…?
– preguntó preocupado.
- Sobre
levitar.
- Uhh…
-Estuviste
haciendo caso omiso sobre eso, no sabes que puede llegar a pasarte…
-Lo siento…
¿Causé problemas?
-Por suerte no
– se entrometió Marrow – Pero trata de evitar eso por el momento, o al menos no
abuses de esa habilidad.
El niño
agachó la cabeza, y tras esto el colorado palmeó su cabeza.
-Vas a tener
que practicar con la arena… No es nada fácil jajaja.
Tras esto sonrió y comenzó a caminar,
observando en la habitación en la que se encontraba un objeto que llamó su
atención. Un diario que se encontraba sobre una mesita al lado de una vela que
al parecer acompañaba la lectura en las noches. Tras echar un leve vistazo el
niño se sorprendió.
-Iré a pagar
las cuentas, no se peleen –dijo el guerrero saliendo de la habitación.
-Te diste
cuenta ¿No es así?
-Ajá…
-Ese viejo
tenía razón, ese diario es de ayer…
- “Diario de
Horno Dorado, 24.05.010…”
-No podemos
perder más tiempo.
-…
-Buscaremos
alimentos para 8 días, con eso nos tendrá que alcanzar… ¿Pasa algo?
-No… Es solo
que… Algo me resulta familiar, como si lo hubiera visto en algún lado…
-Déjalo, ya te
acordarás en otro momento.
- ¿Interrumpo
algo? No tarden.
- ¡Ya vamos!
-Si…
Horno Dorado era llamativamente más grande de
lo que era Piedra del Alma. Distritos y distritos ocupando grandes sectores de
terreno interminable. Muchos edificios, pero no todos de gran altura. Por
suerte los dueños de la posada los habían asesorado a la perfección, con un par
de instrucciones para llegar al distrito comercial más cercano, en donde
pudieron encontrar los víveres necesarios para el regreso. No tardaron mucho en
dejar el lugar, y gracias a haber madrugado, para antes de que el sol llegase a
su etapa más alta, habían comido y dejado la ciudad.
Fue a media tarde cuando, por el medio del
desierto, al grupo le llamó la atención un objeto que ya habían visto antes,
pero esta vez se encontraba definitivamente más cerca. Podían observar una isla
flotante sobre la cual se erigía un monolito de gran tamaño, de un material tan
oscuro como una pupila.
-Franki, se lo
que estás pensando.
-Me tendrán
que seguir entonces – respondió con una sonrisa amenazante.
-Hmmm… Si no
hay de otra… - dijo Ido con resignación – Agárrate fuerte – le habló a su
compañero.
El niño, que hasta el momento había estado
caminando comenzó a elevarse de manera cada vez más rápida, seguido por sus
compañeros hasta llegar a la no tan lejana isla. El monolito se alzaba
imponente a unos cuantos metros, con sus bases cuadradas al parecer, en el
centro de la isla. Solo una vasta llanura verde parecía acompañar la soledad
del lugar, de no ser por unos viejos árboles que acompañaban la estructura.
- ¿Pero qué
lugar es este…? –dijo el guerrero anonadado.
- ¡Miren
miren!
- ¿Qué pasa?
- ¡Cerca de
ese árbol, parece que hay una entrada!
-Hmmm… Más te
vale no meternos en problemas… - se quejó en vos baja.
- ¿Qué?
¡Apúrense!
Franki corrió a toda velocidad en dirección a
un gran umbral que se alzaba en el monolito, llegando a percibir una leve luz a
través de él.
- ¡Wow! ¡Es
más grande de lo que se veía!
-Es enorme…
-Está bien
Franki, pero ya, demos la vuelta.
- ¡Vallamos
adentro! ¡Parece que hay luz!
-…
-Está bien
pero no te alejes de nosotros.
Comenzaron a caminar por un largo pasillo, el
interior no describía nada, paredes lisas del mismo color que se veía en el
exterior. Cada tanto se podían ver enormes pilares que llegaban hasta el techo,
el cual era indescifrable por el solo hecho de que su color y la oscuridad del
lugar se fundían en uno. El camino recto no parecía tener fin, mirando hacia
atrás podían observar lo mismo que miraban hacia adelante, solo, al parecer, la
luz del exterior.
La desesperación comenzó a brotar en el
pelirrojo, aunque sin decir una palabra dio a entender de qué quería correr
para salir cuanto antes del lugar, lo cual parecía inútil, pero solo lo fue por
un momento.
La luz que se encontraba delante de ellos
comenzó a crecer, lo que esperanzó e hizo calmarse a este último y hasta
haciendo que se detengan para recobrar el aire. Lo que no llegaron a notar, fue
que ésta siguió creciendo a pesar de que ellos no se movían envolviéndolos y
segándolos al mismo tiempo, haciendo que perdieran la conciencia.
Más tarde, en medio de un desierto, una
tormenta de arena aparecía desde el horizonte. La leve brisa, acompañada de
arena cálida golpeaba el rostro de Marrow haciendo que despertara.
-Parece que
despertaste… ¿Me das una mano con Ido? Parece que lo que viene de aquel lado no
es nada bueno…
- ¿Ehh...? -
contestó el niño todavía un poco dormido - Sí claro…
Continuará…
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