Capítulo 12
En algún lugar en las afueras de la aldea dos
días antes…
-Tomaremos
otro camino al normal, cuando vean que faltan estos dos nos querrán buscar. Por
suerte los pudimos retrasar, bien hecho.
Actualmente…
Llegando a la
aldea se veía una pequeña montaña en una de las colinas, con una cascada que
llenaba una laguna.
-Por fin
llegamos… Pero ¿qué es eso? Franki, Ido, vallan a buscar a los otros dos y que
nos expliquen…
-Sí Dazu
–respondieron ambos y corrieron en su búsqueda.
-Yo me iré a descansar,
el viaje no le hizo nada bien a mis viejos huesos…
-Descanse,
nosotros nos ocuparemos de todo. Marrow, busca a los guerreros y diles que nos
encontraremos a la hora de siempre en la colina, luego estas libre.
-Sí
-Yo veré si
encuentro a los otros… Les dije que no hicieran nada que llamara la atención…
Había pasado poco tiempo para que el paisaje
de la aldea cambiara tanto, al parecer la cascada no solo llegaba a la pequeña
laguna que se había formado, sino que también a los campos cercanos que
rodeaban el lugar.
- ¡Franki!
¿Los encontraron?
-No encuentro
ni a Devon ni a Mark por ningún lado… Ido está intentado subir la montaña para
ver si los encuentra allí.
-Ya veo, lo
único que espero es que…
-¡¡Dazu!!
- ¿Ehh…? ¿Qué le pasa a Sarím? –El guerrero se acercaba
a ellos corriendo.
-Marrow se
encontró con un par de los guerreros, parece que hubo una pelea a las afueras
de la aldea y no volvieron…
- ¿Los
guerreros están bien?
-Sí, parece
que tus iniciados quisieron encargarse ellos solos de la situación, de seguro
no querían llamar más la atención de lo que lo habían hecho al hacer esa
montaña…
- ¿Por qué no
me hicieron caso? Yo quería descansar un poco…
-Saldremos
enseguida, le avisé a Marrow así que no tardará en decirle al anciano y venir.
-Está bien…
Ahí viene Ido.
-No los
encontré por ningún lado… Pero me llamó la atención algo, desde arriba vi un
rastro en aquella dirección…
-Es más que
suficiente, gracias Ido, Sarím, avísale a tus guerreros que quedan a cargo de
todo.
Las huellas apenas se notaban, a pesar de que
la lluvia había ayudado a dejarlas y los días de sol a secarlas, la pequeña
brisa que rozaba el suelo las erosionaba lenta pero efectivamente. La aldea
estaba rodeada por poca vegetación, lo que también ayudaba al desgaste.
- ¿Crees que
hayan sido anuladores? –preguntó el guerrero a su compañero…
-No lo dudo,
las pisadas lo demuestran, andan montados. Pero de todas formas… No vimos a
nadie antes ni después del viaje, no lo entiendo… -el mago se puso a pensar un
momento.
- ¿Tendrán
algo que ver con el golem?
-Espero que
no, y si es así estamos en un grave problema –la cara del mago preocupaba a los
tres aldeanos los cuales no decían una palabra.
-De todas
formas, son anuladores y no andan a pie, vamos a tener que apurarnos si
queremos alcanzarlos. Lo siento, pero no vamos a poder darnos el lujo de dormir
por las noches así que hay que ponernos en marcha mientras las huellas aún se
puedan ver.
Los iniciados y el aprendiz asintieron y
comprendieron el viaje. Las huellas se desviaban varios kilómetros a la
izquierda del camino normal.
-Bueno, al
menos podemos viajar más rápido… Espero no ser tan lento como ese viejo
decrépito cuando crezca –alegó el mago murmurando, su amigo reía.
Las horas pasaron velozmente, no tardaron en
aparecer las primeras estrellas en el cielo de aquella noche. Éstas brillaban
con fuerza, ninguna nube irrumpía su presencia y parecía que no iba a llover
durante los siguientes días, razón que calmaba al mago que en sus pensamientos
se torturaba a sí mismo con solo pensar que destino les depararía a sus alumnos
si no los encontraban.
La noche fue fría y el cuerpo fatigado de los
campesinos lo demostraba, aunque no se quedaban atrás. Por suerte pasó rápido,
las tierras del sur de Jimó podían mostrarse un poco feroces por las noches
para la gente que no estaba acostumbrada a ellas. De día, el viento fresco aún
los acompañaba por la espalda, pero también el sol no dejaba de golpearles la
cara.
-Se supone que
debería haber un oasis por aquí… Al menos podremos tomar algo de agua y
proseguir –dijo Marrow dejando sorprendido a su maestro –Lo sé, suena raro,
pero una vez tuve que desviarme cuando fuimos a buscar agua al río y bueno, por
suerte encontré ese lugar…
-Está bien,
los veo muy cansados –dijo el guerrero –cuando lleguemos descansaremos unos
minutos.
Llegados al lugar, Dazu observó que el lugar
era el hogar de un par de animales y que estos tomaban agua tranquilamente,
señal de que si los anuladores habían pasado por allí al menos no habían
envenenado el agua.
-Dazu.
-Dime Franki.
- ¿No podría
hacer crecer el MEDE y subirme en él para ver si los encuentro cerca?
-Me temo que
no podemos llamar la atención, no sabemos a quién estamos siguiendo, a que distancia
están y si los enfrentamos, si saldremos con vida…
-Entiendo…
-Pero la idea
de rastrarlos con una invocación no se me había ocurrido… Gracias –el mago
palmeó al chico en la cabeza y buscó un pergamino.
- ¿Tienes una
invocación para rastrar?
-Sí, pero
nunca lo llevo encima… Es más, solo tendría que llevar conmigo este pergamino,
sirve para invocar… ¡Una caja de pergaminos! –e invocó la caja.
-… Hubieras
comenzado por ahí… - dijo el chico un poco fastidiado.
-Jajaja bueno,
es que normalmente tengo los más importantes conmigo o los lleva Sarím. Aquí
está –dijo al encontrar y usar un pergamino de los cuantos que tenía en una
caja de madera en la que cabía el chico –Te presento a ¡Jimdrill!
-… ¿Dónde…?
-Franki… Mira
hacia abajo… Es pequeño, no hieras sus sentimientos… -dijo el mago susurrando.
- ¡Ohh!
¡Wooow! ¡Lo siento no te había visto!
Una pequeña especie de mezcla entre topo y
salamandra, un poco ofendida, observaba al niño de forma extraña.
-Jim, por
favor, quisiera que te dirijas al norte, estamos buscando una cantidad
desconocida de anuladores… Solo queremos saber su posición, tienen secuestrados
a dos amigos.
El pequeño animal se metió debajo de la tierra
sin decir nada y desapareció al hacer el pozo.
- ¡Chicos! ¡Es
hora de seguir!
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