viernes, 22 de noviembre de 2019

Jimó - Parte 1.12


Capítulo 12

 En algún lugar en las afueras de la aldea dos días antes…
-Tomaremos otro camino al normal, cuando vean que faltan estos dos nos querrán buscar. Por suerte los pudimos retrasar, bien hecho.

 Actualmente…
Llegando a la aldea se veía una pequeña montaña en una de las colinas, con una cascada que llenaba una laguna.
-Por fin llegamos… Pero ¿qué es eso? Franki, Ido, vallan a buscar a los otros dos y que nos expliquen…
-Sí Dazu –respondieron ambos y corrieron en su búsqueda.
-Yo me iré a descansar, el viaje no le hizo nada bien a mis viejos huesos…
-Descanse, nosotros nos ocuparemos de todo. Marrow, busca a los guerreros y diles que nos encontraremos a la hora de siempre en la colina, luego estas libre.
-Sí
-Yo veré si encuentro a los otros… Les dije que no hicieran nada que llamara la atención…

 Había pasado poco tiempo para que el paisaje de la aldea cambiara tanto, al parecer la cascada no solo llegaba a la pequeña laguna que se había formado, sino que también a los campos cercanos que rodeaban el lugar.
- ¡Franki! ¿Los encontraron?
-No encuentro ni a Devon ni a Mark por ningún lado… Ido está intentado subir la montaña para ver si los encuentra allí.
-Ya veo, lo único que espero es que…
-¡¡Dazu!!
- ¿Ehh…?  ¿Qué le pasa a Sarím? –El guerrero se acercaba a ellos corriendo.
-Marrow se encontró con un par de los guerreros, parece que hubo una pelea a las afueras de la aldea y no volvieron…
- ¿Los guerreros están bien?
-Sí, parece que tus iniciados quisieron encargarse ellos solos de la situación, de seguro no querían llamar más la atención de lo que lo habían hecho al hacer esa montaña…
- ¿Por qué no me hicieron caso? Yo quería descansar un poco…
-Saldremos enseguida, le avisé a Marrow así que no tardará en decirle al anciano y venir.
-Está bien… Ahí viene Ido.
-No los encontré por ningún lado… Pero me llamó la atención algo, desde arriba vi un rastro en aquella dirección…
-Es más que suficiente, gracias Ido, Sarím, avísale a tus guerreros que quedan a cargo de todo.
 Las huellas apenas se notaban, a pesar de que la lluvia había ayudado a dejarlas y los días de sol a secarlas, la pequeña brisa que rozaba el suelo las erosionaba lenta pero efectivamente. La aldea estaba rodeada por poca vegetación, lo que también ayudaba al desgaste.
- ¿Crees que hayan sido anuladores? –preguntó el guerrero a su compañero…
-No lo dudo, las pisadas lo demuestran, andan montados. Pero de todas formas… No vimos a nadie antes ni después del viaje, no lo entiendo… -el mago se puso a pensar un momento.
- ¿Tendrán algo que ver con el golem?
-Espero que no, y si es así estamos en un grave problema –la cara del mago preocupaba a los tres aldeanos los cuales no decían una palabra.
-De todas formas, son anuladores y no andan a pie, vamos a tener que apurarnos si queremos alcanzarlos. Lo siento, pero no vamos a poder darnos el lujo de dormir por las noches así que hay que ponernos en marcha mientras las huellas aún se puedan ver.
 Los iniciados y el aprendiz asintieron y comprendieron el viaje. Las huellas se desviaban varios kilómetros a la izquierda del camino normal.
-Bueno, al menos podemos viajar más rápido… Espero no ser tan lento como ese viejo decrépito cuando crezca –alegó el mago murmurando, su amigo reía.
 Las horas pasaron velozmente, no tardaron en aparecer las primeras estrellas en el cielo de aquella noche. Éstas brillaban con fuerza, ninguna nube irrumpía su presencia y parecía que no iba a llover durante los siguientes días, razón que calmaba al mago que en sus pensamientos se torturaba a sí mismo con solo pensar que destino les depararía a sus alumnos si no los encontraban.
 La noche fue fría y el cuerpo fatigado de los campesinos lo demostraba, aunque no se quedaban atrás. Por suerte pasó rápido, las tierras del sur de Jimó podían mostrarse un poco feroces por las noches para la gente que no estaba acostumbrada a ellas. De día, el viento fresco aún los acompañaba por la espalda, pero también el sol no dejaba de golpearles la cara.
-Se supone que debería haber un oasis por aquí… Al menos podremos tomar algo de agua y proseguir –dijo Marrow dejando sorprendido a su maestro –Lo sé, suena raro, pero una vez tuve que desviarme cuando fuimos a buscar agua al río y bueno, por suerte encontré ese lugar…
-Está bien, los veo muy cansados –dijo el guerrero –cuando lleguemos descansaremos unos minutos.
 Llegados al lugar, Dazu observó que el lugar era el hogar de un par de animales y que estos tomaban agua tranquilamente, señal de que si los anuladores habían pasado por allí al menos no habían envenenado el agua.
-Dazu.
-Dime Franki.
- ¿No podría hacer crecer el MEDE y subirme en él para ver si los encuentro cerca?
-Me temo que no podemos llamar la atención, no sabemos a quién estamos siguiendo, a que distancia están y si los enfrentamos, si saldremos con vida…
-Entiendo…
-Pero la idea de rastrarlos con una invocación no se me había ocurrido… Gracias –el mago palmeó al chico en la cabeza y buscó un pergamino.
- ¿Tienes una invocación para rastrar?
-Sí, pero nunca lo llevo encima… Es más, solo tendría que llevar conmigo este pergamino, sirve para invocar… ¡Una caja de pergaminos! –e invocó la caja.
-… Hubieras comenzado por ahí… - dijo el chico un poco fastidiado.
-Jajaja bueno, es que normalmente tengo los más importantes conmigo o los lleva Sarím. Aquí está –dijo al encontrar y usar un pergamino de los cuantos que tenía en una caja de madera en la que cabía el chico –Te presento a ¡Jimdrill!
-… ¿Dónde…?
-Franki… Mira hacia abajo… Es pequeño, no hieras sus sentimientos… -dijo el mago susurrando.
- ¡Ohh! ¡Wooow! ¡Lo siento no te había visto!
 Una pequeña especie de mezcla entre topo y salamandra, un poco ofendida, observaba al niño de forma extraña.
-Jim, por favor, quisiera que te dirijas al norte, estamos buscando una cantidad desconocida de anuladores… Solo queremos saber su posición, tienen secuestrados a dos amigos.
 El pequeño animal se metió debajo de la tierra sin decir nada y desapareció al hacer el pozo.
- ¡Chicos! ¡Es hora de seguir!

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